lunes, 29 de noviembre de 2010

DE LAS VANGUARDIAS AL ESPECTÁCULO

Breve reseña a la conferencia sobre las vanguardias artísticas del siglo XX dada por Eduardo Subirats, Barcelona 1947 ( filósofo, autor de varios ensayos teóricos y periodísticos) .
En esta conferencia, Subirats nos muestra una visión sintética sobre el significado de las vanguardias desde el punto de vista de su influencia y concepto estilístico y social.
Comienza con una critica a una cita de Antoni Tapies que utiliza como marco de referencia.
Tapies señala que la lucha por la modernidad dista mucho de estar ganada, que los grandes maestros importantes han sembrado ya su labor, y que estamos muy lejos de que la humanidad adquiera una visión moderna y progresista.
En opinión de Subirats, Tapies defiende la modernidad como un más allá mejor. Añade que Tapies no es un representante de la modernidad y le atribuye una construcción política nacionalista. Afirma que la resacralización de la obra de arte y la construcción nacionalista son ajenas a la construcción de Vanguardia, y añade que la vanguardia se defendió como una actitud de crítica, nunca como una visión de más allá.
Subirats hace referencia a la Vanguardia como algo contradictorio, ambiguo, una historia turbulenta de pasos adelante, pasos atrás. Nos habla de una Vanguardia militar, avanzadilla por su capacidad de destrucción, de carácter negativo y nihilista que fue más tarde concepto político stalinista. Vanguardia, dirigentes de destrucción de un orden tradicional para construir otro también totalitario.
En este sentido, es mejor que salve a Tapies de ser representante de la modernidad.
Para relacionar a Tapies con la modernidad, resulta más acertada la definición que de esta nos deja Octavio Paz; “Su fundamento es el cambio, su vista está puesta en el futuro, sus características centrales son la heterogeneidad, la autosuficiencia, la pasión crítica, la negación del pasado a la vez que afirmación de algo distinto y la aceleración del tiempo histórico”.
Subirats distingue dos corrientes opuestas y diferenciadas en las vanguardias:
Una de tradición racionalista; ligada al poder de la civilización como son la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo: tradición racionalista ilustrada, cartesiana ( el cubismo); y de racionalidad estética ( Mondrian, Le Corbusier, La Bauhaus).
La otra de tradición romántica; ligada a la poesía, el cine, la literatura, (el expresionismo, el surrealismo). Destaca el surrealismo como una llamada general a combatir la tiranía de la razón en nombre de un lenguaje automático no sacralizado.
La modernidad definida por las vanguardias tiene que ver con la racionalidad, el funcionalismo calvinista, el progreso, el estado del bienestar, el antifascismo. Esto es así por la acción propagandística que se realizó en una exposición ( 1947 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York), que reunía todas las obras que el Nacional Socialismo alemán había decretado como degenerado, y que el stalinismo había desplazado como arte oficial en favor de un realismo propagandístico. Con el título “estilo internacional”, en Estados Unidos, país que abandera internacionalmente el ideal moderno de democracia, (dos años después de liquidar la guerra con dos bombas atómicas).
Subirats señala algunas páginas oscuras y críticas que hacen que este cuadro idílico se vuelva nebuloso. Hace referencia a la película Metrópoli de Fritz Lang , que nos muestra el concepto apocalíptico expresionista junto al antídoto, el mesianismo, el concepto mesiánico de artista salvador. Sostiene que ese concepto escapa a un modelo de sociedad racionalizada y democrática.
Destaca el movimiento futurista como elemento básico de la violencia, defensores de la guerra como higiene del mundo. Compara el empleo del Neoplasticismo de Mondrian con la agresividad literaria y fascista de Marinetti.
Subirats hace una referencia a los críticos del arte y cita el libro de Ortega, La deshumanización del arte positivamente destacando su acogida a nivel mundial, añade que la crítica antihumanista no puede desecharse en este contexto. (En este sentido, Ortega destaca el placer artístico o plástico que emana del triunfo sobre lo humano; en el sentido de buscar la fuga de todo lo humano que nos destruye).
Por ultimo habla de los nuevos medios de comunicación de masas, que al estar al alcance de todos, son capaces de crear una nuevo mundo de valores universales, cuyo destino es transformar la existencia humana ( lo mismo que pensaban los vanguardistas), crear un nuevo hombre, como un inmenso programa planetario.
“Yo soy yo y mis circunstancias”...Yo soy mis circunstancias y yo.
“Se trata de si queremos vivir en una sociedad libre o bajo lo que viene a ser una forma de totalitarismo autoimpuesto en el que el rebaño desconcertado se encuentra, además, marginado, dirigido, amedrentado, sometido a la repetición inconsciente de eslóganes patrióticos, e imbuido de un temor reverencial hacia el líder que le salva de la destrucción(...) masas que han alcanzado un nivel cultural superior marchan a toque de corneta repitiendo aquellos mismos eslóganes”.
Noam Chomsky El control de los medios de comunicación.


Bram Van Velde

Con fragmentos del mundo y los pantalones

El video titulado “Con fragmentos del mundo y los pantalones” dedicado al pintor holandés Bram Van Velde, con fragmentos del escritor irlandés Samuel Beckett, me impresionó positiva mente. Su mirada, el movimiento de sus manos, la simplicidad ... sentí una gran sensación de ternura y una enorme empatía por el personaje.
En este video no esta presente el discurso habitual del artista explicando su obra, no hay mucho que decir, no hace falta, pocas palabras bastan. Aquí es la imagen misma del artista la que habla, su sola presencia ya resulta impactante; unas cuantas frases “la pintura me ha salvado. Es el combate con el cuadro (…) vivo de esto y no del estilo. Doy una oportunidad a lo desconocido. El mundo es demasiado rápido. Es el momento de pintar (...) cuando me olvido de algo, me olvido y me reencuentro”. Frases acompañadas por el gesto preciso que nos habla más, un gesto de dignidad. Las huellas de toda una vida han dejado una esencia amable y tierna en el rostro de Bram Van Velde.
Bram Van Velde, Zoetewonde, 1895 – Grimaud,1981
“Bram van Velde representa al artista que persigue una verdad, que entiende la pintura como una necesidad interior. Pero decirlo así no es suficiente: tras Bram van Velde hay un itinerario de dolor, una experiencia vital dramática que da sentido a su arte. La pintura es entonces una suerte de salvavidas, terapia, autodescubrimiento o iluminación. Pero también es el resultado de un desprenderse del mundo, de una situación límite que, como en todo proceso iniciático, hace posible la luz, la vida nueva. La pintura es duda, dificultad, inseguridad, extrema fragilidad, límite.…
Su obra, calificada de “abstracción lírica”, constituye una de las referencias del arte europeo posterior a la II Guerra Mundial. Fue precisamente Samuel Beckett uno de los primeros en reivindicar su figura, acaso porque el irlandés intuía en el artista una proximidad con su manera de concebir la creación.”
Extracto de Jaume Vidal Oliveras,Publicado el 19/06/2009









viernes, 19 de noviembre de 2010




HENRI MATISSE 1869 – 1954

El fauvismo es un movimiento, básicamente francés, que agrupa a pintores como Matisse, Derain, Vlaminck, o Dufy; se constituyó en París, en 1905, en la exposición del Salón de otoño y se mantuvo hasta 1908. El nombre de fauves se lo aplicó el crítico de arte Louis Vauxcelles, al ver estas obras en una sala; su exclamación:” come Donatello parmi les fauves”, dio nombre al movimiento, que significa fieras, y se refiere a la agresividad del color.
Solían pintar al óleo sobre lienzo, con una pincelada generalmente rica en pasta; el cuadro resulta así de textura rugosa, muchas veces brillante. La línea recupera el protagonismo, es gruesa, a veces discontinua en su trazo o en el color que se le ha aplicado, sirve para delimitar contornos o formas y, también planos de color. El modelado de las figuras apenas interesa, se potencia mas el plano, pero cuando se representa el volumen, se logra mediante contrastes cromáticos.
Todos ellos hacen un uso muy personal y subjetivo del color, entendido como luz y materia. La utilización de colores no descriptivos, como ya hiciera Gauguin, vivos, agresivos, dispuestos en violentos contrastes y aplicados, preferentemente, como tintas planas, es el rasgo más característico. El color construye la forma, tiene muchas veces una fuerte carga simbólica y refleja un cierto gusto decorativo.
Una vez más estamos ante un desinterés por la perspectiva. La pintura potencia el plano; no es una pura imitación de la realidad, se defiende la autonomía del cuadro frente a la realidad.
Dos años después del escándalo en el Salón de Otoño de 1905, se consuma el destino del Fauvismo, que ha contribuido a mostrar un camino para llegar a la libertad de expresión. A partir de ahora cada uno de los pintores se encamina hacia horizontes más personales, pero la influencia se hará notoria en todos aquellos que creen en las posibilidades del color. En palabras de Matisse: “El Fauvismo no lo es todo, pero es el fundamento de todo.”

HENRI MATISSE 1869 – 1954
Según Matisse,” Alegría de vivir”, 1905 – 1906, marca el inicio de su obra. El público respetable de la época rechazó este cuadro. En los colores de este lienzo se aprecia la influencia de Gauguin en el uso del color y de Ingres en la composición.
Matisse, al igual que Gauguin, viaja, busca nuevas fuentes de inspiración en las producciones de civilizaciones diversas para transformar su práctica de la pintura. Se interesa por las máscaras africanas, el arte musulmán, las cerámicas y miniaturas persas, los mosaicos bizantinos, el arte egipcio...etc.
En 1910 visita una exposición de arte árabe en Munich. Viaja a Andalucía.
“La revelación me llegó siempre de Oriente. En Munich encontré una nueva revelación a mis investigaciones. Las miniaturas persas, por ejemplo, me mostraban toda la posibilidad de mis sensaciones. Por sus accesorios, este arte sugiere un espacio mayor, un verdadero espacio plástico. Esto me ayudó a salir de la pintura de intimidad.”
"La Alhambra es una maravilla. Sentí allí una inmensa emoción". Con estas palabras de Henri Matisse se abre la exposición que acoge el Museo de Bellas Artes de Granada y en la que se ha reconstruido el viaje que hizo a España el pintor francés en diciembre de 1910 y su fascinación por el arte musulmán. Se exponen 35 obras del artista, muchas inspiradas en el arte musulmán , acompañadas por una selección de tejidos islámicos de diferentes épocas históricas atesorados por el pintor y cuyos motivos decorativos se reproducen una y otra vez. Piezas y objetos de arte islámico en estrecha relación con las obras, en un intento de revalorizar este capítulo en la creación artística de Matisse.
El artista pasó dos meses de invierno y el cambio de año 1910 – 11 en España, la mayor parte del tiempo en Sevilla, donde compartía estudio y sesiones de pintura con el pintor bilbaino Francisco Iturrino.
Nos muestran por primera vez juntas las tres pinturas que Matisse pintó en España, junto a las tres que pintó su amigo Iturrino y que representan los mismos motivos. Entre ellas su “Bodegón español”
La vista de un fragmento de la habitación con el sofá arqueado cubierto por tapices recargados de dibujos de granadas y otros ornamentos, destacan sobre la pared lisa y pintada del lujoso rojo púrpura. Delante del sofá, una mesa circular cubierta por otro tapiz más recargado aún y sobre este destaca una maceta blanca. A pesar del exceso, figura y fondo se equiparan. La confrontación entre color y forma y el sentido del ritmo le aportan una fuerte presencia.
Matisse: “En lo referente al bodegón, la función del pintor es reproducir a colores los objetos que ha escogido para su composición de modo que respete la singularidad cambiante de los tonos y su interrelación.(...) Copiar únicamente los objetos que constituyen un bodegón no es arte. Lo único importante es traducir el sentimiento que despiertan en uno mismo, la sensación que causa el conjunto, las relaciones que existen entre los objetos”.
Una parte muy importante de la exposición la constituyen las odaliscas.
“Lo que más me interesa no es la naturaleza muerta, ni el paisaje, sino la figura. Es ésta la que me permite expresar el sentimiento religioso, por decirlo así, que poseo de la vida”.
Matisse juega con el volumen del cuerpo femenino, se aleja del realismo académico distorsionando y simplificando la anatomía femenina, y la destaca sobre fondos decorativos de arte islámico . Estas odaliscas contrastan con las procedentes de la litografía, algunas posteriores, cuyo dibujo es más preciso y académico.
Me llama la atención “Figura decorativa sobre fondo ornamental”; me parece la más atrevida por la distorsión de la anatomía que contrapone formas redondas y cuadradas y a la vez se pierde en una recargada y plana ornamentación.
Desde el año 1941, condenado a la inmovilidad que le produce una operación quirúrgica, comienza una etapa gloriosa donde su estilo evoluciona hacia una construcción más sintética y a un empleo más abundante de superficies de color.
Como tiene dificultades físicas para manejar los colores, comienza a trabajar con papeles previamente impregnados de aguada que recorta a su capricho. Dibuja en el color: “cortar el color vivo me recuerda la talla directa de los escultores (... ) Mis curvas no están locas”.
Soluciona de esta manera, simplificando, con un procedimiento nuevo, los problemas de forma y espacio, de contorno y color que siempre había intentado conciliar.
A esta etapa corresponde el mural papiers collés ocre y blanco 'Oceanía, el cielo' (1946-49) plagado de elementos iconográficos que cierra la exposición junto con las dos afirmaciones hechas por Matisse:
"La revelación me llegó de Oriente", "Oriente nos ha salvado".

Bibliografía:
Gilles Néret, Henri Matisse, Taschen, 2006